Auzolan-Batzarre-Comunal

En este artículo explicamos el mandala que hemos creado en Auzolan EH para entender el modelo cultural vigente, basado en la explotación a través del empleo y cómo puede ser de otra manera, modelo ABC (Auzolan, Batzarre, Comunal) basado en una adecuada gestión de lo colectivo.

Este mandala tiene una aplicación práctica: identificar y transformar nuestra situación actual de dependencia del estado y del mercado a la hora de satisfacer nuestras necesidades básicas de alojamiento, comida y afectos/cuidados,

1. ¿Dónde satisfacemos nuestras necesidades básicas?
2. ¿Cómo podríamos hacerlo de otro modo?

Si estáis interesad@s en el taller, será un placer desplazarnos y compartirlo en vuestros lugares. Comer y dormir en casas; para el viaje ya apañaremos algo.

Cambio de Época.

«Ya que para salir de un agujero hay que dejar de cavar en él», la actual crisis estructural, sistémica y civilizatoria nos coloca como pueblo ante el reto de, a partir de lo que históricamente hemos experimentado con éxito, construir un nuevo modelo económico, social y político actualizado.

Nos encontramos inmersos en un proceso gradual de Cambio de Época, desde una Sociedad Industrial (a la que precedió la Sociedad Agraria) a una nueva forma de organización social, a la que desde el poder se denomina eufemísticamente como «Sociedad del Conocimiento».

Es fundamental identificar «desde dónde» actuamos en esta «Sociedad del Conocimiento».

Si nos situamos como sujeto o como objeto.
Si somos «objeto de conocimiento», hacia donde vamos es hacia la Sociedad del Control.
Si nos situamos como sujeto, si llevamos el timón de la navegación, nos dirigimos a la Sociedad de la Conciencia: «yo soy (cada quien es) esto que se está dando cuenta».

Por lo tanto, el punto en el centro del diagrama representa al sujeto.

El diagrama, semáforo, mandala, «carta de navegación», o como lo queramos denominar, que proponemos nos ayuda a identificar en cada área de nuestra vida, en cada acción, en qué «aguas-territorio» nos estamos moviendo, si vamos rumbo hacia «ser nada» o hacia «ser burujabe» (consciente, de sí y del entorno), y nos ayuda a trazar la ruta.

SER BURUJABE significa auto.conocimiento y auto.gestión, ser sujeto soberano, ser dueño-dueña de uno mismo y de una misma, tanto a nivel personal (físico, emocional, mental, intuitivo) como colectivo (social).

Esta nueva sociedad trae consigo una transformación radical con cambios tecnológicos, económicos, sociales, políticos, etc. de gran profundidad que transforman la forma de pensar, de sentir, de desear, de trabajar, de actuar, de sincronizarse, de intuir y de vivir.

Las consecuencias de estos cambios nos afectan a todas las personas, organizaciones, territorios, instituciones… Tenemos dos alternativas: ignorar lo que ocurre y dejarnos llevar por la corriente capitalista del Estado-mercado y su modelo cultural patriarcal, o, por el contrario, que como pueblo decidamos ser SUJETO POLÍTICO y, de forma pro-activa, gestionar una transformación articulada en torno a los pilares del Auzolan, el Batzarre y el Comunal, intrínsecamente unidos al Modelo Cultural Matrilineal, tal como explicamos más adelante, y actualizados al siglo XXI.

Mandala

El conflicto capital / vida.

En este sencillo diagrama, se resuelve el conflicto capital / vida, se da respuesta a la pregunta de qué ponemos en el centro: si el capital o si la vida.

Zona verde, en el centro: vía libre.
Zona naranja, intermedia: precaución, zona resbalosa.
Zona roja, exterior: peligro, amenaza para la sostenibilidad de la vida.

No se trata de mercantilizar las tareas que aún no estaban siendo remuneradas (tareas domésticas y cuidados dentro del hogar), sino de poner en valor la llamada economía reproductiva, las tareas necesarias para sostener la vida; ponerlas en el centro, y organizarnos para atenderlas, entre todos y todas, sin la intermediación del empleo y el dinero, puesto que, al fin y al cabo, tanto en un modelo como en el otro, es el pueblo el que realiza todas las tareas, con su fuerza de trabajo.

La diferencia está en que en el modelo capitalista damos un rodeo: salimos al peligroso Estado/mercado a vender nuestra fuerza de trabajo, para conseguir dinero para comprar comida o tomar un vino en el bar de al lado, con el riesgo de que cuando no nos necesitan nos echan, nos excluyen y, como si se tratara de una centrifugadora a toda velocidad, salimos disparad@s, expulsad@s.

En la lógica del Estado/mercado, tenemos que «sacarle» algo a alguien, para poder satisfacer nuestras necesidades. Algo muy diferente de lo que conocimos en nuestra infancia en el entorno más proximo. Y no es que «satisfacer las necesidades vitales de techo, comida y afectos-cuidados» sea un derecho (al estilo del derecho romano), sino que venimos de ahí, de cuando los seres humanos se organizaban colectivamente para crear las condiciones de vida «arrimando el hombro», apoyándose mutuamente, «hoy por ti, mañana por mí».

El diagrama es una respuesta gráfica a la idea de que es peligroso «salirse del sistema».
No hablamos de salirse, sino de organizarse como comunidad-Humanidad, para no tener que salir a donde campean «los tiburones» del Estado/mercado.

Las claves son el auto.conocimiento y la auto.gestión. Conocer y potenciar nuestras capacidades y habilidades, y auto.organizarnos, auto.gestionarlas. Al fin y al cabo eso es lo que hace el poder, marcarse unos objetivos y organizar nuestra fuerza de trabajo para conseguirlo. Pero es que, las personas encargadas de organizar el trabajo para beneficio del poder y el capital… también son fuerza de trabajo que proviene del pueblo.

Comida, alojamiento y afectos-cuidados.

Utilizar estas simples palabras hace que cualquier persona pueda participar en el debate. Muy diferente de cuando planteamos cuestiones como «la creación de empleo», o «¿qué necesidades tiene el barrio de infraestructuras». Automáticamente parece que es una cuestión de «expert@s», y la mayoría de las personas no se sienten interpeladas, o simplemente sienten que el tema seguramente les afecta pero que no tienen capacidad para dar respuestas.

Aunque ahora nos parezca imposible, debido a la complejización a la que hemos sido sometidas las personas, como un truco para que fuéramos delegando irresponsablemente las riendas de nuestro día a día, la vida es bastante sencilla.

Inspirandonos en los «5 puntos para la salud» de los que se habla en Yoga (Respiración, Alimentación, Ejercicio, Descanso y Pensamiento Positivo) podríamos decir que estas son básicamente las cuestiones a solucionar: Comida, Alojamiento y Afectos-Cuidados.

Podemos pensar en una etapa del Camino de Santiago o una travesía de montaña… Alguien se levanta por la mañana y dice: «¿Qué comeré hoy?», «¿Donde dormiré?», «A ver si me encuentro alguien para echar una parrafadita…» y «¿Dónde tengo que avisar si me tuerzo un tobillo».

– Comida: (respiración, alimentación) que incluye aire (alimento gaseoso), agua, producción-recolección de alimentos, conservación, cocinado, gestión de residuos…

– Alojamiento: (ejercicio, descanso) techo, seguridad, agua corriente, saneamiento, energía para tener la temperatura adecuada para poder conciliar el sueño… reparaciones y mantenimiento…

– Afectos/cuidados: (pensamiento positivo) intercambios de afectos, erotismo, transmisión de conocimientos, creación artística, cuidados en momentos de vulnerabilidad (infancia, enfermedad y vejez)…

¡Por supuesto que hay que trabajar! Todo esto no cae del cielo.
El trabajo es la actividad que realizamos para satisfacer estas necesidades.

Auzolan EH propone «satisfacer colectivamente las necesidades básicas, sin pasar por el empleo remunerado»; sin entregar plusvalías, ni al Estado, ni al mercado.

Co-rresponsabilidad, división del trabajo y privilegios.

Corresponsabilidad es un concepto interesante que tomamos de la reflexión que el feminismo ha llevado a cabo. En poco tiempo hemos pasado del cuidado a las criatura como una tarea exclusiva de mujeres, a constatar que hombres y mujeres están igualmente capacitados; que sólo era cuestión de entrenamiento.

Esta misma idea la podemos trasladar a todos los ámbitos de la sostenibilidad de la vida. Por ejemplo, una consigna del modelo Burujabe y de la Revolución Integral podría ser
«Si todos y todas comemos… todas y todos pasamos por el huerto.»

Las resistencias llegan desde dos ámbitos: la seguridad del «zapatero a tus zapatos» y el riesgo de pérdida de status y privilegios, ya sean en tiempo o en dinero.

La especialización nos ha sido vendida como panacea de competitividad, productividad, rentabilidad, optimización… pero en realidad ¿a qué manos van a parar todos esos beneficios? Y el lado oscuro que conlleva es que, como resultado de esta atomización, somos absolutamente dependientes porque sólo somos «especialistas» capaces de hacer una pequeña cosa, y eso no nos garantiza la sostenibilidad de nuestra vida, salvo que nuestra habilidad sea rentable, explotable por el Estado/mercado.

En cuanto a los privilegios, muchos de los que vieron amenzados sus privilegios por la presión de la corresponsabilidad en la crianza, han descubierto el placer de acompañar a sus criaturas en el proceso de crecimiento, han aprovechado la experiencia para sanar sus propias experiencias del pasado, y se han visto recompensados con creces con la madurez y la satisfacción que proporciona el «dar jabetasun»: atender, responsabilizarse, comprometerse con, otro(s) ser(es) humano(s).

También hay quienes no quieren ceder privilegios, porque creen que el sistema de dominación/sumisión no es tan malo, es el menos malo de los posibles, o simplemente, porque no consideran la posibilidad de que vayan a salir mal parad@s. Tiempo al tiempo.

Por supuesto todas las personas no estamos al mismo nivel de conocimientos y experiencias en las diferentes habilidades, de modo que, en cada tarea – «puesto de trabajo» puede haber como antaño 3 niveles: maestr@, oficial@, aprendiz@. De modo que, alguien puede ser aprendiz en una tarea y maestr@ en otra. Así se garantiza la transmisión de los saberes, y la efectividad.

En Euskal Herria, aún hoy en día, hay muchas actividades que se realizan en «auzolan» (trabajo comunitario). Por ejemplo, el festival de música EHZ que dura 3 días. Está la opción de pagar en euros la entrada, y también la opción de entrar a cambio de colaborar en las tareas: 4 turnos de 4 horas cada uno (barra-limpieza-parking-bocatas…).

Si somos capaces de organizarnos durante 3 días, ¿por qué no lo hacemos con todas las actividades diarias? Es cuestión de voluntad… y organización.

Auzolan, Batzarre y Comunal.

b) La toma de decisiones: el Batzarre o Asamblea Popular.

En el modelo de partitocracia capitalista delegamos el poder de decidir, básicamente en dos cromos: dinero y voto. Quien reúne más cromos es quien decide: ese es el trato. Y de los dos cromos, el que constituye el poder real, más allá de las escenificaciones, es el cromo-dinero.

Sabiendo que en el pasado se tenían que reunir, una persona de cada casa, todos los meses, o cada dos meses como mucho, para atender los asuntos comunes del concejo, la anteiglesia, o como se llamara la comunidad en cada caso… ¿cómo podemos pensar que con el sólo acto infantil de, cada 4 años, meter un cromo en una caja, todo va a funcionar..? ¡¡Que es una urna, no una txistera!!

a) La ejecución de las decisiones: el trabajo comunitario o Auzolan.

¿Quién va a tomar la decisión de hacer una obra faraónica, sabiendo que luego la tiene que llevar a cabo con sus propias manos, aunque sea con ayuda de máquinas? La prudencia y sensatez en la toma de decisiones quedan garantizadas por el mecanismo de «per mánibus nostras»: no usamos mano de obra esclava, con nuestras propias manos, nos lo guisamos y nos lo comemos.

La versión sometida del auzolan es el empleo. «Emplear» es «usar»… y tirar. Cuando llega el momento, quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace a sí mism@ responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. Esta autoagresividad no convierte a la persona explotada en revolucionaria, sino en depresiva. Esto está sucediendo aquí y ahora. Estamos entrando en una fase de depresión colectiva, Pero esto también tiene una interesante nueva posibilidad.

La doctora Elisabeth Kubler-Ross, en su libro «La muerte, un amanecer» distingue 4 fases ante una situación de gravedad extrema: 1ª Negación: «esto no me está pasando»; 2ª Rabia e Impotencia: «por qué a mí»; 3ª Depresión: «me derrumbo, no resisto más»; 4ª Comprensión-Aceptación: «mira por dónde, gracias a esta experiencia…».

Gracias a esta crisis estructural las contradicciones del sistema de dominación/sumisión capitalista global son más evidentes que en las últimas décadas, y las experiencias son compartidas a nivel planetario gracias a que la información corre ligera por internet. Todo apunta a que estamos preparando un salto colectivo sin precedentes en la conciencia del conjunto de la Humanidad.

c) El Comunal: de todo el pueblo en general y de nadie en particular.

El mismo criterio de no tomar decisiones faraónicas rige para la lógica del Dar Jabetasun (atender, responsabilizarse de, tener en usufructo…) que nada tiene que ver con Tomar o Tener la Propiedad.

Se puede tener las escrituras de propiedad de tierras, inmuebles… y no mover un dedo. El concepto de propiedad es reciente en nuestra historia; llega como imposición, con el derecho romano: «la maté porque era mia», «esto es mío y hago lo que me da la gana». Es algo pasivo, que va hacia la acumulación en cada vez menos manos. Va estrechando la economía… hasta estrangularla.

Sin embargo, ¿a cuántas casas, tierras…. les quieres dar jabetasun, si tienes que hacerlo sin emplear mano de obra esclava..? La cosa se regula por sí misma.

Lo mismo que estamos asistiendo a la privatización del agua, y entendemos que es una barbaridad, porque la hemos conocido «comunal», podemos entender que la tierra, toda la tierra, nació desnuda sin escrituras, y por lo tanto cada casa/campo que tenemos «en propiedad» es porque en algún momento ha pasado de ser comunal, a ser privatizada. Entendiendo esto, no hay problema en que alguien siga cuidando de su casa o sus campos, mientras le de uso, jabetasun, y sin usar mano de obra esclava. Que casas y tierras hay de sobra.

Quien prefiere los privilegios de la propiedad al usufructo no es consciente de que el sistema de dominación/sumisión en su fase capitalista no tiene reparos en ex-propiar cuando le conviene, o simplemente confía en que no le va a tocar.

Trueke

Zona naranja. «¿Y tu qué me das?»
Es una zona de transición, un tanto resbalosa, por la que hay que pasar, pero con cuidado de no quedarse. Aquí nos encontramos las monedas sociales, los bancos de tiempo…

Es una fase de transición – descontaminación útil para poder dejar de satisfacer necesidades en el Estado/mercado. Nos permite entender que así como todos, absolutamente todos los euros que manejamos proceden del Estado (llevan su sello, aunque a nuestras manos lleguen a traves de intermediari@) podemos crear «dinero»-moneda social con otros cromos diferentes que nos inventamos.

Pero no deja de ser una mercantilzación – monetarización de los productos y servicios. Para que entendamos el concepto «mercancía» nos referiremos a los excedentes: una cosa es intercambiar los excedentes (tengo ropa de sobra, este año hemos tenido muchos calabacines en la huerta, etc.) y otra cosa muy diferente es «voy a poner más calabacines de los que necesito, para poderlos trucar». Es la diferencia entre «valor de uso» y «valor de cambio».

En el primer caso, actuo como sujeto, para satisfacer mis/nuestras necesidades.
En el segundo, doy un rodeo: hago algo que no necesito, sólo porque me interesa lo que tu tienes.

¿Que tal si lo planteamos desde la perspectiva burujabe, autogestionaria colectiva?
No busco lo que tu tienes (me interesa tu objeto) sino que lo hacemos con.junto (me enriqueces tu, sujeto). No voy a limpiar tu casa, para que tu me des acelgas, sino que nos juntamos para limpiar tu casa porque vemos que le hace falta y yo estoy motivada, y otro día me das acelgas porque te sobran y a mi me vienen de cine. Y el hecho de compartirlo energetiza y transforma a ambas personas.

Nuevos nichos de mercado.

El peligro del comercio justo, mercado social y solidario, etc. es pensar que no estamos en el mercado, cuando si lo estamos.

Una cosa es la plaza, el espacio social de encuentro, y otra el mercado.

La palabra mercado viene de «merketu» regatear, abaratar. El punto de partida que subyace es «eso que me ofreces no vale lo que me pides», de modo que lo que estamos haciendo es bajarnos mutuamente la energía.

Nada garantiza que uno vaya a regresar de un «mercado social y solidario» con todo vendido. Luego… las necesidades vitales de quien acude al mercado social y solidario pueden ser satisfechas, o no, en función de quienes compran, y su poder adquisitivo.

El mercado, sea del tipo que sirve para el intercambio, Pero el éxito en él depende de «sacar algo a alguien», lo cual mediatiza las relaciones.

Para garantizar que nuestras necesidades van a ser satisfechas no tenemos otra opción que organizarnos desde el «nosotr@s para nosotr@s», a la escala que sea.

Modelo Cultural Matrilineal.

Para construir como pueblo este antiguo-nuevo modelo, desde los principios comunitarios, tenemos la suerte de poder utilizar la brújula de nuestro Modelo Cultural Matrilineal, que entendemos que es lo que está en la base de la capacidad de vincularnos, cooperar, solidarizarnos, etc. que nos ha permitido llegar hasta aquí.

La primera experiencia poderosa de vinculación que vivimos los seres humanos, como mamíferos que somos, es el vínculo con la madre, durante el embarazo, el parto y la exterogestación (aproximadamente un año, hasta empezar a andar).

Una de las mentiras más extendidas es la de «Venimos solos a este mundo». ¡Imposible!
Todos y todas, hombres y mujeres, venimos con… madre.

El sistema de dominación patriarcal necesita «matar a la madre». Así situa la cuestión el título del libro escrito por Casilda Rodrigañez y Ana Cachafeiro: «La represión del deseo materno, y la génesis del estado de sumisión inconsciente». En el momento de máxima plenitud hormonal (oxitocina, serotonina, endorfinas, etc. las hormonas que favorecen los vínculos), si el proceso se deteriora o interrumpe (por estres, cesareas rutinarias, fin de baja por maternidad, empleo…) ambas, madre y criatura, se instalan en la máxima carencia, un agujero que habrá que llenar «con algo»: consumo, dominación-sumisión.

Según Casilda Rodrigañez, en «El asalto al Hades»: «El vínculo con la madre es el vínculo capaz de estructurar una sociedad.» El vínculo del coito dura… lo que dura el coito.

Este párrafo del citado libro de Casilda Rodrigañez resulta inspirardor, y refuerza la idea de que necesitamos revisar absolutamente la historia que nos la ha contado el sistema de dominación/sumisión:
«El primer vínculo social estable de la especie humana no fue la pareja heterosexual (mujer y varón) creada por el cazador, como sostiene la mayoría de científicos sociales, sino el conjunto de lazos que unen a la mujer con la criatura a la que da a luz… El vínculo original diádico madre/criatura se expande al agregarse otras mujeres en estado de gestación-crianza, y las que habían pasado por esas etapas, para ayudarse en la tarea común de dar y conservar la vida; la misma circunstancia las aúna, y el conocimiento compartido permite que cristalice la solidaridad entre ellas».

A esto añadir el papel fundamental de los hombres del clan de la madre. La organización social matrilineal no es una sociedad de sólo mujeres, ni mucho menos. Es una forma coherente, desde luego no perfecta, de ordenar la sostenibilidad de la vida acorde con los vínculos que crea la propia naturaleza.

Esto tiene una aplicación práctica, en este momento de deshaucios, divorcios, desestructuración de las unidades de convivencia, etc. En una organización social de carácter matrilineal tal y como la hemos conocido, alguien que se marcha a hacer su vida fuera de la casa materna, siempre tendrá un sitio a donde volver: una cama y un plato en la mesa, en el caso de que necesite regresar, por las circunstancias de la vida, y por supuesto una parte de responsabilidad compartida en las tareas que haya que realizar para la sostenibilidad de la vida: comida, alojamiento y afectos-cuidados.

No es la panacea pero es bastante mejor que el desmadre, la deshumanización y el desamparo en el que caen quienes sufren la exclusión de la centrifugadora Estado/mercado.

La construcción del sujeto: individualización y vínculo.

Todos los proyectos de transformación social, ecoaldeas, experiencias comunitarias, etc. coinciden en que la dificultad mayor, más alla de las limitaciones materiales, estriba en las relaciones entre las personas. Vincularse no es una decisión intelectual sino un hecho experiencial, más alla de lo políticamente correcto.

Esta intensa experiencia animal mamífera-matrilineal nos capacita (o incapacita) para posteriormente vincularnos en los procesos de organización social. La dificultad para establecer vínculos saludables y consistentes es algo que requiere nuestra atención, y que podremos ir sanando progresivamente, en la medida en que nos pongamos a ello.

Además, hay que tener en cuenta otro elemento relacionado con el Cambio de Época: la individualización del sujeto.

Podemos decir que los seres que nos precedían evolucionaban en grupo, comunidad, clan familiar o tribu, algo que podemos señalar como alma grupal… un sujeto más colectivo.

Jon Nikolas, en El Surco de Babel, 2009 habla de «la libertad colectiva de los elementos personalizados en la solidaridad y ayuda mutua que responde al sentido responsable del AUZOLAN como clave de la calidad ética sostenida desde las raíces del propio ethnos, y que se ha transmitido con el propio idioma».

El continuar con las conductas, usos y costumbes de quienes les precedían aseguraba la pertenencia a su comunidad, sistema familiar, etc.

Sin embargo, en este momento emerge, desde lo más profundo del ser, en muchas personas, la necesidad-experiencia de individualización del sujeto. Una necesidad evolutiva, muchas veces aún inconsciente, interfiere con la necesidad imperiosa de vincularnos para dotarnos de una poderosa organización social comunitaria, si no queremos perecer a manos del sistema de dominación/sumisión, en su fase de Estado-mercado capitalista.

Debemos tener en cuenta ambas necesidades (burujabe personal y burujabe colectivo), y preparar las condiciones para que ambas necesidades se satisfagan: el desarrollo personal como individualidad burujabe (autoconsciente) y la organización colectiva comunitaria burujabe (supraconsciente) capaz de integrar esa deseable y enriquecedora biodiversidad humana.

Es necesario identificar con claridad las dos necesidades que se superponen, y dar espacio a ambas para podernos constituir como sujetos individuales plenos, satisfechos, burujabes a nivel personal, y a la vez colectiva y plenamente vinculados, en comunidad-pueblo burujabe. Vinculos que avanzan hasta el pleno conciencia de que somos una sola humanidad.

Pasar a la acción.

Queremos sentir que las utopias son posibles.
El espiritu colectivo del pueblo cuaja cuando el objetivo se siente realizable, alcanzable.

Con este ejercicio queremos invertir la tendencia a sentirnos culpables y hacer una puesta en valor del trabajo del pueblo: ¡todos y todas estamos haciendo algo! Cada día, en cada momento, en cada entorno… Somos sujeto activo, personal y colectivo.

Podemos distinguir lo que hacemos por cariño, de lo que hacemos por dinero; desde dónde entramos en acción, la calidad de la motivación.

Nuestros antepasados y antepasadas sentían el orgullo de su capacidad para materializar las cosas. Como nos recuerda Felix Rodrigo Mora, en muchos de los fueros de antaño se lee: «per manibus nostras» (hecho por nuestras propias manos, sin usar mano de obra esclava).

«Conoces el alcance de lo que satisfacer tu necesidad implica» dice Mabel Cañada, en el libro colectivo «Hilando fino».

Como hemos dicho, saber, sabemos que este sistema capitalista no es adecuado para la sostenibilidad de la vida. Y no sólo eso, como dice las economistas feministas Nekane Jurado, Amaia Perez Orozco, etc. sabemos que «el capitalismo es una amenaza para las personas» y para la madre naturaleza, para la vida en su conjunto.

Lo sabemos, y somos conscientes de que sin nuestra contribución sumisa el sistema de dominación no funcionaría, pero nos sentimos insignificantes para revertir esta dinámica de dominación-destrucción-devastación que se está extendiendo por todo el mundo.

Es más, incluso en los momentos en los que según qué lecturas más o menos acertadas o erróneas, parecía que el sistema capitalista se tambaleaba (riesgo de quiebra y rescate de los bancos) hemos tenido miedo de qué podría pasar si «el sistema se caía», y no hemos hecho aquello que cantábamos: «Si jo l’estiro fort per aqui / y tu l’estires for per allá / segur que tomba, tomba, tomba / i ens podrem alliberar» (Si yo la estiro por aquí / y tu la estiras por allá / seguro que cae, cae, cae / y nos podremos liberar).

El 5 de enero de 2015 el periodista Antonio Alvarez Solis escribía en el periódico Gara:
«Panorama frente al que ningún partido es capaz de ofrecer un plan de enganche popular, como no sea el simple de la queja y la negación. Nadie sabe a dónde ir porque nadie, ni siquiera en el extraradio de las instituciones, sabe dónde está ese sitio. Faltan vanguardias que sean capaces de situar la imaginación ciudadana fuera del sistema para crear algo totalmente distinto…. la imagen de lo nuevo, eso que moviliza y arracima. Eso que convoca y enciende la lámpara para la lucha».

Vamos a ver si este sencillo «mandala» puede ser útil para situar dónde nos encontramos, dónde está el peligro, dónde está «casa», y motivarnos a la acción, desde la más insignificante a la más osada.

Propuesta de ejercicio práctico

Hacerlo individualmente unos minutos contribuye a la puesta en valor de todo lo que ya hacemos, y la puesta en común en pequeños grupo resulta inspiradora, estimulante y creativa.

Dos preguntas:
1. ¿Dónde satisfacemos nuestras necesidades vitales?
2. ¿Cómo podríamos hacerlo de otro modo?
(Estado/mercado – trueke – autogestion burujabe)

Ej. la ropa que me pongo.
La podemos situar en el área de afectos-cuidados…

Y podemos reflexionar en términos de:
– autoconocimiento:
¿Expreso mi creatividad con la ropa? ¿Me pongo la ropa que me gusta y me energetiza? ¿Me pongo «presentable» para el Estado/mercado? ¿En este momentos soy sujeto que se expresa a través de la topa que llevo, o soy objeto de los supuestos deseos, canones y modas del Estado/mercado? Etc.
– autogestión:
1. ¿Donde he consiguido la ropa que visto?
mercado, mercado de segunda mano, trueke, donación, reciclado, la hecho yo…
2. ¿Cómo podría hacerlo de otro modo que me resulte más coherente y energetizante? ¿Cuál sería un primer paso…?

Otros ejemplos, para hacer varias rondas, cambiando los grupos
(se sugiere entonar una canción conocida, a la que todo el mundo se va sumando, para agilizar los cambios de grupo)
– la comida
– limpieza del alojamiento
– energía para calentar la habitación
– cuidados cuando enfermo
– aprendizajes
– celebraciones
– despedida a quién fallece.

Leire Saitua Iribar – Auzolan EH

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